Antes de nada, decir que el responsable de mi propia salud soy yo, hasta que alguien interviene con algún acto o palabra al respecto que pueda condicionarme, entonces ya no soy el único responsable de mi salud.

Si por mí fuera, quizás en estos momentos ya no seguiría vivo, pero hay algo que se escapa de nuestras manos y entendimiento, cuando aún sigo aquí escribiendo un testimonio acerca de mi propia experiencia con las Contenciones.

Todo empezó cuando a finales de octubre del año 1991 tuve un intento autolítico (tras acudir a urgencias del Hospital General Yagüe de Burgos varios días antes y ser diagnosticado con un “síndrome ansioso-depresivo”), y posteriormente tuve abordaje psicológico. Durante prácticamente los diez años siguientes todo parecía ir normal en mi vida personal y laboral, sin tomar fármacos (gracias al trabajo del psicólogo que me trató tras el intento autolítico), hasta que en noviembre del año 2000 falleció mi padre, y se juntaron multitud de “detonantes” posteriormente (atentado de las Torres Gemelas en el año 2001, inicio de estudios fuera de mi lugar de residencia, compaginados con el trabajo, etc.), que desembocó en un nuevo ingreso a finales del mes de octubre del año 2001.

En este ingreso del año 2001, en el Hospital “Divino Valles” de Burgos, es cuando comenzaron las Contenciones. Tras una serie de sucesos que tuvieron lugar horas antes del ingreso, llegué a desnudarme y bañarme en la “Playa artificial de Fuente Prior” en Burgos, en pleno mes de octubre, sufriendo por ello síntomas de hipotermia. Tras ser auxiliado primeramente por un bombero fuera de servicio, fui llevado por el 061, para ser ingresado a través del Servicio de Urgencias. Mientras avisaban a mi familia, pude observar que estaba con Contención Mecánica en la cintura. Aunque reticente a tomar la medicación, al final me pusieron Contención Farmacológica en Urgencias, estuve la práctica totalidad del ingreso con extrema vulnerabilidad y somnoliento, y sólo quedan recuerdos de algunas acciones que se llevaron a cabo durante el ingreso. Uno de los días del ingreso, mientras el psiquiatra de planta pasaba consulta, yo andaba rondando la puerta de entrada a su consulta y, al parecer, estaba consiguiendo alborotar (no sé ni cómo, ni por qué) a otrxs compañerxs que estaban esperando a la consulta. Es a partir de ese momento, cuando el psiquiatra sale de su consulta y me lleva empujando por las inmediaciones de su consulta del Hospital “Divino Valles”, cuando de repente resbalo (ya que tenía puestas en los pies unas “zapatillas desechables de tela”, suministradas por el Hospital), y caigo “de culo” sobre el sacro. Posteriormente el propio psiquiatra avisa a varixs enfermerxs para que le ayuden a llevarme a una habitación para observarme. Al ver que estaba muy agitado, decidieron realizar una Contención Química Intramuscular. Del resto del ingreso no recuerdo ya nada más.

El siguiente episodio que no requirió ingreso (a petición de mi expareja y sus familiares), pero que sí que precisó de Contención Química Intramuscular, sucedió en el Servicio de Urgencias del “Complejo Universitario Hospitalario Insular-Materno Infantil” de Las Palmas de Gran Canaria en abril del año 2007. Dicho episodio también tuvo varios “desencadenantes” (sobre todo estrés laboral), que me llevaron a acudir a Urgencias “medio engañado” por mi expareja y sus familiares, refiriendo que estaba a punto de sufrir “un infarto” su padre y que también tendría que acceder a que me vieran a mí en Urgencias. Tras la espera y consulta posterior con la psiquiatra de Urgencias, salimos de la consulta mi expareja y yo, y debido al temor de ella al verme aún algo agitado, me convencen de que (lo hice por mi expareja), me inyecten un calmante vía intramuscular. No sé qué tipo de calmante me inyectaron porque no aparece por ningún lado en los informes clínicos, pero lo que sí sé es que antes de llegar a ponernos en marcha con el coche del padre de mi expareja, yo perdí por completo la consciencia, y tuve amnesia durante más de 15 días. De todo ello sólo recuerdo lo que me contaron posteriormente mi expareja y su familia, dado que fueron ellos los que me cuidaron durante todo el proceso de mi Amnesia.

El siguiente episodio ocurrió en septiembre del año 2010. Nuevamente provocado no sólo por un desencadenante, sino por varios, sobre todo por conflictos laborales y estrés ante proyectos futuros (contraer matrimonio). En este caso acudo junto a dos de mis hermanxs al Servicio de Urgencias del Hospital General Yagüe de Burgos. Vulnerable y negándome a tomar el tratamiento en Urgencias, puesto que estaba allí en contra de mi voluntad (sólo fui porque me lo pedían nuevamente familiares míos), sin entender lo que estaba sucediendo a mi alrededor y pensando que mis hermanxs me iban a llevar a otro lugar, se realiza Contención Química Intramuscular y Contención Mecánica de 5 puntos. Llevándome posteriormente al Hospital “Divino Valles” para permanecer allí ingresado varios días. Como siempre en estos episodios, sólo recuerdo los instantes que más huella me han dejado y algunos recuerdos que posteriormente me han contado mis familiares. En este caso NUNCA OLVIDARÉ el rostro de uno de mis hermanos, a los pies de mi cama, mientras yo tenía Contención Mecánica de 5 puntos, con lágrimas en los ojos al pensar que había perdido la cabeza por completo. Y NUNCA OLVIDARÉ las manos de mi hermana pequeña agarrando una de las mías, tras pedir a lxs enfermerxs que me quitaran una de las contenciones de la muñeca. Resulta increíble, pero mientras escribo esto, después de más de ocho años, las lágrimas recorren mi rostro sin poderlo evitar, ¡es algo que NUNCA, NUNCA SE OLVIDA! Recuerdo perfectamente estar tumbado con pañales puestos, pero no recuerdo el número de días exacto que estuve con esas Contenciones Mecánicas de 5 puntos. Ni siquiera mi familia lo recuerda porque siempre quisieron olvidarlo por ser un hecho tan traumático.

El último episodio ocurrió en julio del año 2015. Regresando de un viaje en tren desde Barcelona, donde había permanecido trabajando durante varios días en Vidreres (Girona), y donde comíamos, descansábamos y trabajábamos varios compañeros en una misma vivienda unifamiliar, generándome todo ello una falta de descanso y alimentación adecuados y, por todo ello mucho estrés y sobreactivación (aparte de que también me encontraba estudiando un Módulo de Grado Superior en Diseño en Fabricación Mecánica). Al llegar el tren a Miranda de Ebro (Burgos), subió mi actual compañera de vida, llegando alterado junto a ella en el tren hasta Burgos. Al llegar a la estación de tren de Burgos, me esperaban unxs amigxs (pues mi compañera de vida se había puesto en contacto telefónico con ellxs poco antes de llegar, y ver mi estado tan alterado y sobreactivado). Al verme, mis amigxs se preocuparon por mi “estado catatónico”, ya que apenas reaccionaba a estímulos y no respondía cuando me hablaban. Pude comprobar que necesitaba tiempo para “procesar” todo lo que estaba sucediendo a mi alrededor (tomando nota de dónde me encontraba en todo momento). Una vez en el Hall de la estación, uno de mis amigos llamó a la Policía Local, viendo que no era capaz de dar solución a lo que me estaba ocurriendo. Vulnerable y prácticamente sumiso, hacía prácticamente todo lo que me pedían que hiciera, pero sin ser consciente de todo lo que estaba sucediendo en esos momentos a mi alrededor. Al final, acudo a Urgencias del Hospital Universitario de Burgos (HUBU), llevado por Ambulancia de Soporte Vital Avanzado por alteraciones conductuales (avisada por mi amigo y según se ve reflejado en Informe general de ingreso). Una vez en Urgencias, soy acompañado por mi amigo y posteriormente por mi hermano mayor. Alterado por todo lo que estaba pasando (sólo deseaba estar más tranquilo en mi hogar y que se me pasara toda esa sobreactivación con un descanso reparador), fui llevado a Urgencias del HUBU (sin ser plenamente consciente de lo que ocurría a mi alrededor y extremadamente vulnerable). El hecho de estar en un lugar donde no deseaba estar, hizo que se incrementara mi sobreactivación, más aún cuando llegó un guarda de seguridad, dos enfermerxs, dos celadores, el Facultativo Especialista de Área, junto con el Médico Residente que me atendió en primera instancia y el amigo que inició todo el proceso. Tras llegar al final mi hermano mayor, se llevó a cabo Protocolo de afectivos + psicóticos + tóxicos en orina, con Contención Mecánica de 5 puntos según protocolo (según Informe general de ingreso: “Dado que su conducta se va volviendo cada vez más imprevisible y suspicaz…”). Nunca existió una actitud amenazante con heteroagresividad y hostilidad, y nunca la hubo tampoco en ingresos anteriores (aunque sea interpretado de manera errónea el tono de voz elevado, como un hecho diferente al que es realmente, que se trata de una respuesta ante las acciones y protocolos llevados a cabo en las Unidades de Agudos). Aún recuerdo la mirada que crucé con mi hermano mayor, pensando en mi interior cómo estaba permitiendo que me hicieran eso, mientras realizaban la Contención con mi cuerpo completamente entregado y sin mostrar resistencia, puesto que fueron mi hermano y mi amigo los que me pidieron que hiciera caso a lo que me decían los Facultativos. Y todo ello ocurrió tras negarme a tomar el fármaco que la Facultativo Especialista de Área aplastó contra mis “brakets”, evitando así la Contención Farmacológica. Gracias al aprendizaje de técnicas de relajación sobrellevé éste ingreso y la Contención Mecánica con mayor aceptación que en anteriores ocasiones.

Todas estas Contenciones a día de hoy han provocado una serie de “secuelas”, que siguen sin ser sanadas, unos Engramas o huellas que esas vivencias me han dejado en el cerebro. De hecho, durante la práctica totalidad de este mes pasado (octubre de 2018), me he despertado con el dolor que me han provocado las marcas de mis uñas en mi mano derecha, tras tener el recuerdo reciente del Historial Clínico que he ido solicitando poco a poco, hasta la actualidad.

Se perfectamente que todos los Facultativos y Especialistas que han pasado por mi vida lo han hecho lo mejor que han podido, pero he de decir que con eso no basta. Ésta quizás sea la única manera de poder mostrar la “otra cara” de lo que nuestros Informes Clínicos han mostrado siempre, la única ocasión de poder “dar Luz” a lo que las Contenciones provocan y que, hasta el momento, no se ha expresado aún.

Desde mi humilde posición he de decir también que existen alternativas a las Contenciones. Que nadie mejor que alguien que haya experimentado “en sus propias carnes” las Contenciones, para poder expresar lo que se siente, para hallar soluciones y alternativas, para ser consultados y podamos asesorar “de viva voz” a los Facultativos que llevan a cabo las Contenciones y así poder evitar las Secuelas y Engramas que dejan en nuestros cerebros y cuerpos.

Creo que muchos Facultativos están en contra de esas Contenciones y las siguen llevando a cabo “porque el Protocolo del Hospital lo dice”, en contra de su propia voluntad y por miedo a perder su puesto de trabajo. Pero creo que estamos capacitados para poder cambiar cualquier Protocolo que contemple las Contenciones como un acto terapéutico, cuando se sabe perfectamente que de “terapéutico” no tiene nada, sino todo lo contrario.

En pleno siglo XXI no se puede permitir que se sigan realizando estas prácticas sin que sean consideradas las Secuelas y Engramas que generan. Para ello es necesario empezar a escuchar la voz de los afectados directamente, para poder poner remedio a la demanda de multitud de personas que han sufrido en algún momento algún tipo de Contención.

Desde aquí, tiendo mi mano a todos los Facultativos, el Sistema Sanitario de Salud Mental, Asociaciones, personas y familiares afectados, etc., para que juntos podamos cambiar los Protocolos llevados a cabo en los Hospitales de España, para seguir el modelo ejemplar de otros países en los que se ha decidido eliminar la Contención, y el primer pequeño cambio es llevar a cabo el Registro obligatorio de las Contenciones. No conviene “estancarnos” con acciones que degradan aún más la salud de un colectivo que requiere de la máxima ternura, atención y cuidado en su trato y tratamientos, puesto que somos un colectivo con una especial Sensibilidad y a quienes les resulta más complicado sobrellevar el día a día, dada la constante actividad social que se ve a nuestro alrededor y que muchas veces nos abruma y llega a “colapsar”, provocando esos episodios indeseados.

Burgos, 21 y 22-11-2018 – 19:35h-1:41h